Yo conozco mi destino. Un dÃa mi nombre irá unido a algo formidable: el recuerdo de una crisis como jamás la ha habido en la tierra, el recuerdo de la más profunda colisión de conciencia, el recuerdo de un juicio pronunciado contra todo lo que hasta el presente se ha creÃdo, se ha exigido, se ha santificado. Yo no soy un hombre: yo soy dinamita.