Odio los centros comerciales y los grupitos tontos por creer encontrar en ellos la bienhechora importancia de la verdadera personalidad. odio los clubes por ser a la vez un lugar estúpido, artificial e hipócrita. odio las representaciones teatrales de una obra hermosa o excepcional y las letras de canciones con sentido que se quedan sin ser oÃdas. odio a quienes me hablan con su intachable hipocresÃa, odio las malditas horas que pasan como segundos cuando la estoy pasando bien. odio a quienes cagan la juventud y un mundo que podrÃa ser mejor. odio las perras por brindar adoraciones falsas. odio los consejos mal oÃdos, odio los consejos.
Odio el desorden de ideas, odio cuando no tengo