Pienso que quizá la única virtud que realmente poseo, es la de no conocerme lo suficiente como para que me guste hablar de mi. Yo siento con los dedos y respiro con los ojos, por eso me gusta más respirar en colores y ver en blanco y negro. Verdades hay muchas, pero se saben pocas, y eso es lo que nadie comprende. Prefieren mentirse a ellos mismos que darse cuenta de que viven en una mentira andante, que nadie es dueño de su vida al final, que todos somos esclavos de algo. Yo, lo acepto, y por eso soy libre. Soy la tinta con la que escribes una palabra en la arena esperando a que el mar la borre.
Vivo en una piña debajo del mar