EL PERRO DE SAN ROQUE
RAMÓN LÓPEZ VELARDE
Yo sólo soy un hombre débil, un espontáneo
que nunca tomó en serio los sesos de su cráneo.
A medida que vivo ignoro más las cosas;
no sé ni por qué encantan las hembras y las rosas,
Sólo estuve sereno, como en un trampolÃn,
para saltar las nuevas cinturas de las Martas
y con dedos maniáticos de sastre, medir cuartas
a un talle de caricias ideado por MerlÃn.
Admiro el universo como un azul candado,
gusto del cristianismo porque el Rabà es poeta,
veo arriba el misterio de un único cometa
y adoro en la Mujer el misterio encarnado.
Quiero a mi siglo; gozo de haber nacido en él;
los siglos son en mi alma rombos de una