Un hombre trabajado por el tiempo,
un hombre que ni siquiera espera la muerte
(las pruebas de la muerte son estad鱈sticas
y nadie hay que no corra el albur
de ser el primer inmortal),
un hombre que ha aprendido a agradecer
las modestas limosnas de los d鱈as:
el sue単o, la rutina, el sabor del agua,
una no sospechada etimolog鱈a,
un verso latino o saj坦n,
la memoria de una mujer que lo ha abandonado
hace ya tantos a単os
que hoy puede recordarla sin amargura,
un hombre que no ignora que el presente
ya es el porvenir y el olvido,
un hombre que ha sido desleal
y con el que fueron desleales,
puede sentir de pronto, al cruzar la calle,
una misteriosa felicidad
que no viene del l
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