Mismo silencio, mismo tiempo; el mismo humor y descontento, la misma tristeza y cansancio acumulado y de la mano a una misma esperanza... ¿Cómo preguntas si tenemos algo en común?
Suplicando por algún tipo de relación digna de llamarse humana, que lleve la pena y la quebrada en el bolsillo del corazón.