El crepúsculo va con retraso
destiñendo la sal de la vida,
vivo en un callejón sin salida,
hace tiempo que no me hago caso.
Avanzando hacia atrás, paso a paso,
cada atajo parece una huida,
cuando pierda por fin la partida
roncaré a la salud del ocaso.
Romperé el comodÃn que me sobra,
tiraré a la basura la obra
que corrige con sorna el destino.
Y, desnudo, con ningún reproche,
le daré la razón a la noche
y abriré otra botella de vino.
Amanece peor cada dÃa,
y, a pesar de las horas azules,
los relámpagos son tan gandules
como trenes sin norte ni vÃa.
Heme aquà sin hallar todavÃa
morbo y cólera en campo de gules,
entre harapos