Uno puede enfrentarse a los acontecimientos de la vida con humor durante años, a veces muchos años, y en algunos casos mantener una actitud humorÃstica casi hasta el final; pero la vida siempre nos rompe el corazón. Por mucho valor, sangre frÃa y humor que uno acumule a lo largo de su vida, siempre acabará con el corazón destrozado. Y entonces uno deja de reÃrse. A fin de cuentas ya sólo quedan la soledad, el frÃo y el silencio. A fin de cuentas, sólo queda la muerte.