Miraba la plancha como si fuera un objeto magico, mientras mi madre me decia: no la toques Natalia... te vas a quemar!...cuando giró apoye mi mano, suave y lentamente.
Se dio vuelta y me clavó su gélida mirada reprobatoria, solo alcance a decir:_ esta calentita...y empecé a llorar. Tenia alrededor de cinco años.
Si, porfiada la chica, muy porfiada...