No soy igual en lo que digo y escribo.
Cambio, pero no cambio mucho.
El color de las flores no es el mismo bajo el sol
que cuando una nube pasa
o cuando entra la noche
y las flores son color de sombra.
Pero quien mira ve bien que son las mismas flores.
Por eso cuando parezco no estar de acuerdo conmigo
fijaros bien en mÃ:
si estaba vuelta para la derecha
me volvà ahora para la izquierda,
pero soy siempre yo, asentada sobre los mismos pies.
La misma siempre, gracias al cielo y a la tierra
y a mis ojos y oÃdos atentos
y a mi clara sencillez de alma.