Soy feo, tosco, sucio y mal educado, en el sentido mundano de la palabra. Soy irascible, fastidioso, intolerante y tÃmido como un niño. Soy rústico. Lo que sé lo he aprendido por mà mismo, mal y a retazos, sin orden; y es bien poco.
Escribo con absoluta serenidad y guardo para mà propio las amarguras y desengaños, disimulando hasta donde pueda la fatiga de quien anda en el trajÃn de labrar un surco en tierra ingrata, poniendo en ellos más voluntad que inteligencia, decidido a que la ineficacia de mi esfuerzo, se remedie con otro esfuerzo mayor.