"Adivino el porvenir. Es que la antÃtesis se yergue sin cesar ante mis ojos. Nunca vi a un niño sin pensar que ese niño terminarÃa por convertirse en viejo, ni una cuna sin recordar una tumba. La contemplación de una mujer desnuda me hace soñar con su esqueleto. Por eso los espectáculos alegres me ponen triste y los espectáculos tristes no me afectan gran cosa. Lloro demasiado por dentro para derramar lágrimas por fuera..."