Te veo mirar el cielo como quien medita el pronóstico. Te veo buscar mis ojos para contarme cosas que nunca sabré. Te veo feliz en esta intimidad a orillas de la noche, con la plaza desierta y con el comandante haciéndose el distraÃdo. Ahora que la lluvia cesó, decidÃs levantarte de tu banco antes de que aparezcan los paseantes. En estos tiempos es saludable evitar los comentarios, y si es posible, los pensamientos. Miro la tarde por última vez. La tarde se lleva la muerte de los hombres al cielo, y entona canciones a los hombres libres. Hay un momento de indecisión en tu partida. No me dejes solo, no permitas que los más rancios federales hagan con mi cara un baño público, no pe