Soy alguien que a caÃdo muchas veces en el error, pero siempre que caigo dejo que mis dos manos traten de sostenerme aferrado a la idea de que mi Señor Jesucristo aun tiene misericordia y me dice con su voz ¡¡ Levántate, no te rindas!! es en ese momento en que le pido auxilio y que me de nuevamente su mano, Señor no me dejes le digo, sé que si me sostienes volveré a levantarme y lo intentaré de nuevo... tomo un respiro profundo y siento como su Santo EspÃritu me sana aun y cuando le he fallado, siento que sana mis heridas y coloca vestiduras nuevas sobre mi, adelante veo los pasos de mi Señor y un camino abierto, su mano dando por vencido todo lo que se levante contra mi y cuando