El hombre cree poder vengar a fuerza de ingratitud la superioridad que el Bien da al bienhechor.
No puede uno fiarse de sus superiores, sobre todo cuando ha triunfado allà donde ellos fracasaron.
No es bueno ser demasiado libre, no es bueno tener todo lo que uno quiere.
La libertad está en ser dueño de la propia vida.
Únicamente los pobres pagan al contado. Pero esto nada tiene de raro, es que a los pobres no se les fÃa.
Fingimos lo que no somos, seamos lo que fingimos ser.
Con otra voz me dijo que la guerra servia, como la mujer, para que se probaran los hombres.