La lengua es, sin discusión, la forma, el cuerpo y el envoltorio del pensamiento [...], y, por decirlo de algún modo, la palabra última y definitiva de la evolución orgánica. De donde se deduce que, cuanto más ricos sean los materiales y las formas que adquiero para expresar mi pensamiento, más feliz seré en la vida, más precisas y comprensibles serán mis razones tanto para mà mismo como para los demás, más facilidades tendré para dominar y vencer; podré decirme más rápidamente a mà mismo lo que quiero decir, lo expresaré con mayor profundidad y con mayor profundidad también comprenderé lo que querÃa decir; mi espÃritu será más fuerte y más sereno y, por supuesto, s