En el fondo, soy el océano que a todos nos habita,
y tengo la confianza en que mi oscuridad no los abrume.
Confió en la luz que se revela en el punto más álgido de la inmersión
y a cada tanto recurro al aire,
a esas partÃculas que nos completan.
No soy más que el mar profundo en los ojos de un niño ciego
y las soledad de la balsa
en mitad de la playa.