El mundo fÃsico todavÃa está allÃ. Es el parapeto del yo el que mira y sobre el cual ha quedado un pez color ocre rojizo, un pez hecho de aire seco, de una coagulación de agua que refluye.Pero algo sucedió de golpe.
Nació una arborescencia quebradiza, con reflejos de frentes, gastados, y algo como un ombligo perfecto, pero vago y que tenÃa color de sangre aguada y por delante era una granada que derramaba también sangre mezclada con agua, que derramaba sangre cuyas lÃneas colgaban; y en esas lÃneas, cÃrculos de senos trazados en la sangre del cerebro.
Pero el aire era como un vacÃo aspirante en el cual ese busto de mujer venÃa en el temblor general, en las sacudidas de ese mund