El proceso de la Reforma de Salud en marcha en El Salvador ha iniciado el camino para transformar un sistema de salud excluyente, de pobre calidad, inequitativo y desfinanciado en un nuevo sistema basado en la solidaridad, la transparencia, el compromiso social, la búsqueda constante de la equidad, la participación social y la práctica de la intersectorialidad, a fin de lograr en el más corto plazo posible una cobertura universal y una creciente satisfacción de las necesidades de la población.