Quién hubiera creÃdo que se hallaba
sola en el aire, oculta,
tu mirada.
Quién hubiera creÃdo esa adorable
ocasión de nacer puesta al alcanze
de mi suerte y mis ojos,
y que tú y yo irÃamos, despojados
de todo bien, de todo mal, de todo,
a aherrojarnos en el mismo silencio,
a inclinarnos sobre la misma fuente
para vernos y vernos
mutuamente.....