Tengo 43 años y si algo me caracteriza es la curiosidad y el equilibrio. El equilibrio, estable en su inestabilidad, y la curiosidad como motor de aprendizaje, pues si algo tengo claro, es que hay pocas cosas claras en la vida, salvo las más importantes, como quién te quiere, a quién quieres y qué quieres hacer con tu vida, qué sentido quieres darle y qué es lo que te anima a despertarte cada mañana.
A esta edad, sin embargo, creo que estoy donde y cómo quiero estar, ni más ni menos. lo que no es poco.