Además de respirar, invento teorÃas que logren explicar sucesos cotidianos que a nadie más le interesan. Aprendo datos inútiles y superficiales que no tienen ninguna relevancia en la vida diaria o que en caso de desastre no me salvarÃan. Bajo el escudo del anonimato y con la espada del sarcasmo, destrozo cualquier aspiración e ilusión en aquellas personas que simplemente no me agradan. Solo, en mi cuarto, represento diversas tragedias griegas que permiten trasgredir las normas de conductas más esenciales.
Con el humor, mimetizo desde siempre y con éxito infalible el acto de pensar, con todo lo que el pensamiento comporta: la vacilación, la duda, la aparente indecisión. El aleja