Extraño Poder, quién eres yo no lo sé,
Asesino o doncella de mi fe.
Sólo sé que prefiero el castigo
Del más implacable enemigo,
Que vivir -como ahora vivo-
Mutilado veinte veces al dÃa por ti.
Sin embargo, cuando logre someterte,
Lo ridÃculo será un vano pretexto,
Murmurando en mi oÃdo una canción
Largo tiempo amado, hoy lejos de la razón;
Y sobre mi frente he de sentir el beso
Que me harÃa desear morir antes de perderlo.