Me encontré sobre esa montaña.
Oportuno fue, cuando la montaña me pidió que la escalara.
Me fundÃa en su rocoso paisaje en el cual habÃa vivido toda mi vida. SubÃa, lenta, dolorosamente, pero no me quejaba, era como si la escarpada caminata fuera un derecho del que debÃa estar orgullosa. Mi deseo.
Y seguÃa, mientras más alto, mas felicidad revoloteaba en cada célula de mi cuerpo, un sentimiento, valga el cliché y los (malos) recuerdos, inefable.
Te buscaba a ti, y por ende, a mÃ. Solo una mirada, un cabello, un toque de tu piel, o si tenÃa suerte, el roce de tus labios. Yo escalaba, subÃa y me acompañaba la desilusión de no tenerte cerca, la desolación, el vac