Lo que más me atrae de las personas es su mundo propio, me gusta ante todo el librepensamiento que cada quien puede haberse creado, fuera del alcance o autenticidad que este origine tanto en mà como en cualquiera. Considero más a las personas cuanto más autoeducadas a la vez son.
Además, no confÃo mucho en los normales, en los convencionales, en los instruidos, esto es: en los académicos. En esos que han navegado por la vida siempre a favor de la corriente. Aunque, claro está, no soy cerrado ni prejuicioso. Me refiero pura y simplemente a mis preferencias.
Por lo demás, suelo contradecirme como cualquier lúcido, como cualquier intérprete de la farsa de este mundo.