Una mujer naturalmente artificial deja que se le llenen los ojos de lágrimas,
pero no se abandona al llanto. Da entender que no desea la ruptura y que esta
le duele, pero no insiste. Deja claro que no entiende el comportamiento del
hombre que la abandona, pero no hace reproches ni saca a relucir viejas rencillas.
No le culpa explícitamente de la ruptura, pero mucho menos se culpa a sí misma.
Y, por último, no se deja llevar por las emociones hasta el punto de revelar
circunstancias que puedan perjudicar sus intereses, ahora o en el futuro.
Una mujer naturalmente artificial evita las escenas, mantiene la calma y
conserva la serenidad.
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