Por ser inmortal y casi invencible, tiende a ser muy ególatra. Generalmente rebaja a las personas por cualquier o ninguna razón en lo absoluto. Su sonrisa lobuna y cargada de sarcasmo revela el morboso placer y desprecio que siente al ver perecer a quienes lo merecen bajo el fuego de sus armas. En el fragor de la batalla, Él se contiene deliberadamente, dándole a sus oponentes una sensación de fuerza, solo para volver a abrumarlos completamente y robarles esa sensación, ya que en realidad todos sus enemigos (o casi todos) son para el extremadamente fáciles de matar. PodrÃa decirse sin perder precisión que él, más que matar a sus oponentes, los quiebra.
Alucard.