Soy un ferviente creyente de la filosofÃa de Calidad Total. Especialmente en lo relativo a que "en la Organización que lo implanta se acaban las mentiras", siempre que ésta sea impulsada por su más alto directivo quien esté plenamente convencido de ello. La razón subyacente es que todo se mide con indicadores estadÃsticos, apuntalados por los valores de honestidad, responsabilidad y respeto.