La roca está viva, desde la piel a su profundo corazón. Aquà en la superficie nos sostiene a nosotros. Algo de su piel cambia y se pela como la nuestra, en arena, guijarros y piedras. Pero sigue formando parte de ella. Cuando los hombres cortan la roca, sin embargo, las cosas ya no ocurren como deberÃan; los hombres toman la roca y hacen falsas montañas con ella, y esa roca muere. Ya no forma parte del resto. Queda perdida hasta que, a lo largo de los siglos, puede desmenuzarla de nuevo y convertirla en arena. Ella podrÃa matarnos a todos, simplemente estornudando, pero no lo hace. Porque respeta incluso a la vida maligna. Incluso a la vida civilizada.
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