La que acaba de levantarse no soy yo,
sino la otra, la que se queda en la silla,
la que mira mi cuerpo caminar por las calles,
cruzar las avenidas, tropezar con veredas,
zanjar los recorridos cotidianos del sueño
y volver a la huella segundos antes
de la que se ha sentado.
(Claudia Salgado)