El Mar era un jugo gástrico
ácido hambriento de sangre
y a mi corazón elástico
alguien puso un impermeable...
El Viento era un vaho fétido
húmeda peste infectante
y a mi corazón famélico
alguien dió un desodorante...
La Calle era un rÃo de vómito
de espuma espesa y vinagre
mi cuerpo ansiaba un vehÃculo
y alguien le pagó el pasaje...
Un Dios que era hidrocefálico
degollaba desiguales;
y a mi alma que era bicéfala
alguien la hizo invulnerable...
Y alguien hizo que mi pena,
pesara como una pluma
y depositó mis huesos
en un fragmento de espuma
y me inscribió en un Kindergarden
en los cuernos de la luna
alguien que llegó y se fué...
(Violetas sobr