El presente no existe...
Antes cuidaba que los demás no hablaran mal de mÃ,
entonces me portaba como los demás querÃan
y mi conciencia me censuraba. Menos mal que a pesar de mi esforzada buena educación siempre habÃa alguien difamándome. ¡Cuánto agradezco a esa gente que me enseñó que la vida no es un escenario!
Desde entonces me atrevà a ser como soy. Conozco gente extraña:gente que ha hecho de la estupidez su manera de vivir.
El árbol anciano me enseñó que todos somos lo mismo. La montaña es mi punto de referencia:
ser invulnerable, que cada uno diga lo que quiera,
yo sigo caminando indetenible.
Soy guerrero: mi espada es el amor, mi escudo el humor,