"Ven amigo... no tengas miedo, deja a tu lado esa pistola cargada con una bala de plata, rompe esa absurda estaca de madera, no insultes mi aristocrático olfato con la pestilencia de los ajos. La maldición de los lobos... ¡bah!, eso es digno de campesinos supersticiosos, ¡Ven! ¡Se valiente!, ¡Sigueme a la eternidad! Vuelve las páginas siguientes si tu corazón es valiente y tu sangre abundante y roja. Y déjame guiarte hacia los múltiples y diversos reinos del terror...