"La gente me miraba con esos ojos que decÃan pobre chica, tan joven, tan sana, tan blanca, y yo desde la camilla les dije tranquila gente, no soy tan sana, ni tan limpia, ni tan creyente, no me lavo los dientes todas las mañanas como ustedes, no me cambio de medias todos los dÃas como ustedes, no leo tantos libros, no hago deporte ni rindo tanto en el trabajo como ustedes, tranquila gente."
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