Te lo pido señor,
Si en tus enojos decides castigar al que ha cantado
cuando haya quebrantado tu Ley Santa.
Haz que le ahogue el llanto de sus ojos,
haz que padezca triste y desolado.
Siembra abrojos debajo de sus plantas,
ponle canas y arrugas en la frente,
pero dèjale voz en la garganta…
Porque bien sabes tú, Dios providente,
que aunque todo lo sufra humildemente;
ya no podra vivir… si ya no canta.
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