La cosas fueron asÃ: al principio, alguien se equivocó y luego todos lo seguimos sin si quiera pensar que se habÃa equivocado. Entonces, cuando nos percatamos del error, el primero ya habÃa muerto, no habÃa a quién echarle la culpa y sólo nos quedó hacernos cargo de nuestros desviados destinos