Coche nuestro que estás en el garaje, santificados sean tus caballos; ven con nosotros al asfalto; hagase tu voluntad, en la carretera y en el circuito; danos hoy nuestro carburante de cada dÃa; perdona nuestras locuras; como también nosotros perdonamos a los que nos pitan; no nos dejes caer bajo la tentación del acelerador; y lÃbranos del radar; Amén