Aprecio más que nada mi vida interior, mi exquisito mundo privado, aquel que, aunque quisiera, no podrÃa explicar. Es tan fructÃfero, es de tantos colores y tiene tantÃsimos matices, que no se podrÃa entender la dimensión ni la importancia que yace en él. Quisiera explicarlo. Quisiera que mi ocio tenga sentido para la sociedad. Sé que ahora no me entienden, pero ya me van a entender. Me cansa tener que explicarle todo a la gente.