Los cien mil ojos de la noche te miraban, Vaca, bañada en luna. El sol del dÃa, disimulando y envuelto en bruma, te perseguÃa y colgaba en tus cuernos luz de planetas y lucerillos.
Y la noche entera te repudiaba, vaca, por ser hermosa, por ser tan linda, tan primorosa, por los novillos que te seguÃan y te voceaban, por los mugidos del toro bravo que te adoraba. La noche entera, Vaca, la negra noche, por ser vaquilla te desdeñaba.
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