Si aún se lo preguntan, mi respuesta es sÃ:
TENGO LA CABEZA Y EL ALMA ENFERMAS
Lo sé, vivo en permanente conflicto conmigo misma:
hay dÃas en que el estar entre los otros me ayuda, y siento de ello una necesidad urgente.
Otros dÃas en que la única cosa que puede satisfacerme es estar sola, completamente.