Dos ratoncitos cayeron en un cubo de nata; el primer ratón enseguida se rindió y se ahogó, el segundo ratón decidió pelear, y se esforzó tanto que finalmente transformó la nata en mantequilla y consiguió escapar. Caballeros, desde este momento yo soy ese segundo ratón.
Perdonar es divino, hay que amar la locura, merezco lo que sueño de tener todo por no querer mas nada, decir adiós es crecer y por ultimo que si tarda en llegar al final hay recompensa.
Te lo pido señor, si en tus enojos decides castigar al que ha cantado cuando haya quebrantado tu ley santa, haz que le ahogue el llanto de sus ojos, haz que parezca triste y desolado, siembra abrojos debajo de sus plantas,
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