No deja indiferente a nadie; no quiere, de hecho. Vive la vida a su manera: del orden al desorden, de la disciplina al desapego; del amor al desamor; del cariño a la familia y amigos al respeto por sus recuerdos de infancia; franca y abiertamente, sin miedo al futuro, sin rencor al pasado, eternamente anclado al Ahora. Es posible conseguir reflejar en el exterior todo lo que llevamos dentro; ser transparente y único, franco y feliz en el desorden del mundo, tan sólo siendo nosotros mismos, sin vergüenzas ni cortapisas.