Te doy gracias Dios porque has cambiado mi vida y hoy soy un hombre nuevo.
OÃdme, costas, y escuchad, pueblos lejanos:
Jehová me llamó desde el vientre; desde las entrañas de mi madre tuvo mi nombre en memoria. Y puso mi boca como espada afilada, me cubrió con la sombra de su mano.
Me puso por saeta aguda, me guardó en su aljaba.
Me dijo: «Mi siervo eres, Israel,
porque en ti me gloriaré».
Pero yo dije: «Por demás he trabajado; en vano y sin Provecho he agotado mis fuerzas. Pero mi causa está delante de Jehová, y mi recompensa con mi Dios».
Ahora pues, Jehová, el que me formó desde el vientre para ser su siervo, para hacer volver a él a Jacob y para Congre