Contaba mi madre que cuando nacà (ocho con veinte), en vez de llorar, le dije un verso a la enfermera y ella fue la que lloró. Después crecà y me enamoré; me rompieron el corazón, pero aprendà a escribir. Mi vida jamás volvió a ser la misma. Soy el amor de tu vida, pero me puedes llamar Rafael.