Añoro todo lo que brille por si mismo, la profundidad de los infiernos congelados y la ardiente actitud de vuelo de los que llevan consigo un incendio. Soy un declarado enamorado del fuego, aunque la biologÃa diga lo contrario, afirmo que lo que corre por mis venas son llamaradas y los latidos del musculo palpitante en mi pecho, explosiones de universos en constante creación y destrucción. Soy la manifestación de el nacimiento y la muerte, y estoy maldito, condenado a buscar mi ausente figura en el espejo y encontrar solo un montón de insulsas carnes, confinado a mirar en mi memoria y encontrar cajones repletos de cenizas. ¿Donde carajo esta entonces ese fuego? ¿Donde encuentro esa h
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