Soy felÃz desde que tengo a Cristo en mi corazón. Un dÃa inolvidable de mayo de 1981, El Señor irrumpió como un rayo en mi triste y obscura vida, resplandeció en mi mente y corazón, llenando todo de su luz admirable, cambió mi lamento en baile, puso en cántico nuevo en mi boca, puso mis pies sobre peña y enderezó mis pasos. ¡Gloria, Honra y Honor al que me salvó! JESUCRISTO, REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES!!!