Nadie puede poseer una tarde con lluvia golpeando las ventanas o el momento magico en que las olas rompen contra las rocas. No somos dueños del sol, ni de la tarde, ni de las olas, porque no podemos poseernos a nosotros mismos.
El mago extendió la mano hacia Brida, y le entregó una flor.
Las personas dan flores de regalo porque en las flores está el verdadero sentido del amor. Quien intente poseer una flor, verá marchitarse su belleza. Pero quien se limite a mirar una flor en un campo, permanecerá para siempre con ella.
Brida miraba la flor. El mago volvió a tomarla y la devolvió al bosque. Los ojos de Brida se llenaron de lágrimas, estaba orgullosa de su otra parte.
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