Flaco de nacimiento
Aunque devoto de la buena mesa;
De mejillas hinchadas
Y de más bien escasas orejas;
Con un rostro redondeado
En que los ojos se abren apenas
Y una nariz de boxeador mulato
Baja a la boca de Ãdolo azteca
-Todo esto bañado
Por una luz entre irónica y pérfida-
Ni muy listo ni tonto de remate
Fui lo que fui: una mezcla
De vinagre y de aceite de comer
¡Un embutido de ángel y bestia!