La raiz del amor, del verdadero amor, es Jesús.
La perfección no caracteriza a nadie en este mundo, por lo tanto no estoy absuelto de fallar pero no vivo de mis imperfecciones, sino de la lucha del día a día por ser mejor y no para agradar a este mundo, sino a Dios. El no formar parte de lo que la mayoría hace, me hace ser diferente y no es por obras solamente, sino por gracia y misericordia del Señor
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