La capacidad de cultivar las vocaciones es un signo caracterÃstico de la vitalidad de una Iglesia local. Invocamos con confianza e insistencia la ayuda de la Virgen MarÃa, para que, con el ejemplo de su acogida al plan divino de la salvación y con su eficaz intercesión, se pueda difundir en el interior de cada comunidad la disponibilidad a decir «sû al Señor, que llama siempre a nuevos trabajadores para su mies.